ACERQUÉMONOS TODOS AL ALTAR,
QUE ES LA MESA FRATERNA DEL AMOR,
PUES SIEMPRE QUE COMEMOS DE ESTE PAN
RECORDAMOS LA PASCUA DEL SEÑOR. (bis)
Los hebreos en medio del desierto
comieron del maná.
Nosotros, peregrinos de la vida,
comemos de este pan.
Los primeros cristianos ofrecieron
su cuerpo como trigo.
Nosotros, acosados por la muerte,
bebemos de este vino.
Como ciegos en busca de la aurora,
dolientes tras la paz,
buscando tierra nueva y cielos nuevos,
comemos de este pan.
Acerquémonos todos los cansados,
porque Él es nuestro alivio.
Y, siempre que el desierto nos agobie,
bebamos de este vino.