53.- DIME, SEÑOR

Solo en el puerto de la verdad
veo mi vida meciéndose en el mar.
Es una barca que no viene ni va,
mis esperanzas son velas sin hinchar.

No tengo playa, dónde atracar.
No tengo amarras, a nadie tengo ya.
A la deriva está mi barca en el mar.
A la deriva, mi vida flota ya.

DIME SEÑOR, A QUIEN TENGO QUE ESPERAR.
CON QUÉ VIENTO, CON QUÉ RUMBO DEBO NAVEGAR
DIME, SEÑOR, PESCADOR DEL MAS ALLÁ
SI HABRÁ UN PUERTO DONDE PUEDA ANCLAR.

Solo en el puerto de la verdad
dos luces blancas, se mecen en el mar.
Son dos amores, que no supe alcanzar.
Son dos entregas, y a cambio soledad.