EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME PUEDE FALTAR
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En praderas de hierba tierna
Él me hace reposar.
A las aguas del descanso me guía
y mi alma reconforta.
Él me guía por veredas de justicia
por amor de su nombre.
Aunque pase por valles de tinieblas,
ningún mal temeré.
Junto a mi tu vara y tu cayado,
ellos me confortan.
Pues el bien y la gracia han de seguirme
por los días de mi vida,
y moraré en la casa del Señor
a lo largo de mis días.
Gloria a Dios Padre omnipotente,
y a su Hijo el Señor
y al Espíritu que habita en nuestras almas,
por los siglos de los siglos.